Club Deportivo Alianza de La Serena: “Pasión de mujer por el fútbol en la Liga Difusor”

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Desde hace nueve años en la cancha de pasto sintético del Parque Espejo del Sol se disputa la Liga Independiente de Fútbol Sector Oriente, Lifusor. Es una liga relativamente nueva que reúne a siete equipos que se enfrentan en distintas series, todas con el sueño de alzar la copa de campeón al término de la temporada.

Están las series infantil, juvenil, adulto, 45, 55 y la reina de todas, la femenina, cuyos partidos se programan para el día domingo, a partir de las 14 horas, en un horario que acomoda a las jugadoras integrantes de los equipos.

La mayoría tiene responsabilidades que cumplir: trabajan en distintos rubros, e incluso algunas son jefas de hogar; Otras tantas están casadas, tienen hijos, o se encuentran estudiando en la universidad o instituto. Sin embargo, nadie duda en acudir a la cita futbolera.

Luis Tapia Vega, presidente del Club “Juan Soldado” y presidente de Lifusor, recuerda que décadas atrás, cuando el Parque Espejo del Sol no existía, los peloteros debían gastar sus zapatillas en las distintas canchas de tierra del sector de Las Compañías, al norte de La Serena. Ahora, con el Parque en funcionamiento, los amantes del fútbol cuentan con un espacio adecuado para la práctica deportiva.

Cuenta que primero, fueron los equipos masculinos, pero paulatinamente comenzaron a llegar las mujeres, algunas acompañando a sus parejas, pero otras, por mutuo propio, acudían a la cancha para vestirse de corto y pegarle con fuerza al balón. 

En el campeonato femenino está conformado por siete equipos: Juan Soldado, Cariqueo, Serenamar, Bayer, Serena Femenino, Unión Minas El Tofo y Alianza. En la jornada dominguera se juegan tres partidos. Uno equipo queda libre. 

“No es por quebrarme pero nosotros fuimos los primeros en contar con una categoría femenina en Las Compañías”, dice orgulloso el dirigente, mientras observa uno de los partidos del día.

Lamentablemente, este 2024, y debido a problemas administrativos de la municipalidad -ente que administra el lugar- la liga comenzó tarde y sólo en el mes de junio se pudo dar inicio a los encuentros.

Uno de los equipos participantes es el Club Deportivo Alianza, cuyo presidente es Antonio Castillo López.

 “Cuando comenzamos con el club, obviamente, éramos puros hombres, pero algunos llegaban con sus parejas, quienes nos preguntaban si podíamos crear una serie femenina. Eso fue hace siete años y no nos hemos detenido. Hay mucho entusiasmo”, agrega.

Hace nueve años, Miriam Tabilo se convirtió en diriganta del club Alianza. Reconoce que las futbolistas son muy entusiastas, pero que los resultados en la actual temporada no las han acompañado: están en la última posición.

“Teníamos buenas jugadoras, pero sucede que muchas son tentadas por otros equipos que les ofrecen mejores condiciones”, justifica.

Alianza, como la mayoría de los equipos de la serie femenina de Las Compañías, debe solventar sus gastos con las cuotas de los socios. Cada uno paga dos mil pesos, dineros con las cuales se deben cancelar los honorarios de los árbitros, y reemplazar la indumentaria deportiva que se deteriora en forma constante.

En estos momentos, el equipo femenino no cuenta con camisetas y deben recurrir a las del equipo masculino.

Un aproximado de 60 jugadoras tiene el club. Sin embargo, cada domingo llegan alrededor de 15 o 20. “Sucede que muchas trabajan por turnos en la minería y no pueden ir todos los domingos. Así y todo nos arreglamos para presentarnos con equipo completo y no fallar”.

Alianza es originario de Las Compañías, pero las mujeres que visten sus colores provienen desde distintos puntos de La Serena. Alguna llegan, incluso, desde Coquimbo.

RINA, LA COLOMBIANA.

Una de las estrellas del equipo de Alianza es Rinamaría Chiquillo, delantera de Colombia. Ella relata que cuando su mamá falleció, tomó la decisión de emigrar a Chile tras la invitación de un grupo de amigas de Venezuela. Le dijeron que en nuestro país podía encontrar empleo como estilista y le ofrecieron alojamiento por 15 días. Es así como en el 2015, se embarcó en su aventura como inmigrante: Viajó sola y llegó a Colina, en la región Metropolitana. Durante seis meses, trabajó en la peluquería “Caracol” en el centro de Santiago hasta que un cliente le comentó que en La Serena le podía ir mejor en su rubro. Hoy vive en Las Compañías junto a su hija Melisa Díaz Chiquillo y su nieto de 9 años, Luis Junior Díaz. Tiene su propio local llamado “Rina, la colombiana”, en la esquina de las calles Aurora con Viña del Mar.

Rinamaría Chiquillo cuenta que desde pequeña le gustaba el fútbol. “Los colombianos somos muy parecidos a los chilenos: llevamos el fútbol en la sangre”. En su natal Cartagena, ella integraba el equipo de la empresa de la cual era empleada.

En Chile, no abandonó su pasión, pero no encontraba dónde integrarse. Un día conversando con el propietario del local que arrienda, supo que el hermano de él era entrenador de un equipo de fútbol. ”Yo también juego”, le dijo entusiasmada. En el club estuvo solo un par de meses porque halló desorganización y ella anhelaba jugar todos los fines de semana. “Las niñas faltaban a los partidos porque jugaban en distintos equipos y campeonatos. Así decidí cambiarme a mi actual club,, donde estoy muy feliz”.

“Yo soy delantera, así que me toca marcar goles. Yo voy a todas”, afirma.