Cariqueo: El club de fútbol femenino más laureado de Las Compañías

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No importa el sol, el frío o la lluvia. Cada domingo, las jugadoras del Club Deportivo Cariqueo saltan a la cancha de pasto sintético del Parque Espejo del Sol para disputar un partido de la Liga Independiente de Fútbol Sector Oriente, Lifusor.

Todas se declaran amantes del deporte. No dudan en dejar de lado estudios, trabajo e incluso a la familia, con esposos, novios, pololos o hijos, para dedicar un par de horas para vestirse de corto y dedicarse a su gran pasión: el fútbol.

La gran motivación es jugar bien, marcar un gol, ganar el partido, para seguir sumando copas al palmarés del Cariqueo. Por nueve años consecutivos -desde que se creó la liga- el club ha sido el campeón al término de la temporada. Y este 2024 espera repetir y alcanzar la décima corona.

Las jugadoras se consideran una familia y le dicen “tía” a la dirigente Isabel Araya Carvajal y “tío” al entrenador Juan Araya Valdés.

El club tiene seis series: infantil, juvenil, adulta,35,45, y femenina. Esta última es la que más satisfacciones entrega a la institución. “Hemos salido campeones en todas las series, pero la femenina es mi regalona. Con ellas, hemos ganado nueve campeonatos”, indica Isabel Araya Carvajal, la “tía”.  “Es que a las niñas les gusta jugar y son muy buenas deportistas”, enfatiza.

Isabel, quien en su niñez quiso jugar al fútbol y no pudo por falta de oportunidades, derivó a labores directivas.  “Hoy por fin a las mujeres se les está dando el lugar que merecen en el fútbol. Al igual que los hombres, ellas también tienen derecho a jugar.  Antes era más limitado, pero ahora todas pueden jugar libremente y donde quieran. Antes era muy machista, eran puros hombres no más, y ahora las mujeres juegan de igual a igual. Algunas, incluso, mejor que los hombres”.

“Yo siempre he sido futbolera, desde niña, cuando era joven también jugué a la pelota, aunque por falta de oportunidad, me convertí en dirigente”, afirma

Isabel cuenta que con familiares impulsaron el Real Marín, un equipo de la calle José Gaspar Marín de Las Compañías. Después, a raíz de la grave enfermedad de un hermano, la familia decidió dejar el club. “Toda mi gente se fue a otros clubes y no pude volver a reunirlos”.

Tiempo después Guillermo Díaz, el fundador del club “Matías Cariqueo” solicitó ayuda a la familia de Isabel Araya. “Tenían hartos problemas: estaban perdiendo integrantes y ya no estaban jugando.  Decidimos ayudar y cuando nos hicimos cargo, el club floreció y lo sacamos campeón en todas las series. Antes nos hacían goles hasta por las orejas y ahora somos el club más respetado”.

La “tía” tiene un vínculo especial con las jugadoras. “Cuando las niñas juegan bien, las felicito. Ellas me han dado muchas felicidades porque han salido siempre campeonas y son buenas chicas, agradables, amorosas. Las quiero caleta”, añade.

La dirigente asegura que “hay que amar el fútbol para estar donde estamos, porque aquí uno sacrifica el tiempo que uno podía estar con la familia”.

El Club no cuenta con personalidad jurídica y, en términos económicos, es mantenido por la familia de Isabel. “Todos los gastos salen del bolsillo de nosotros.  Por ejemplo, yo hago una rifa todos los meses para tener dinero para comprar implementación y todo lo que se ocupa en un club”.

Su esposo, Juan Araya Valdés, es el entrenador del club. Y en la serie femenina es el único hombre que participa en su rol de estratega.  “Con el equipo ya tenemos un concepto definido: ya llevamos 9 años y en todos hemos salido campeones”, dice.

PANCHA, LA CAPITANA DEFENSORA.

Francisca Vera Carmona es la capitán del Cariqueo y su identificación con el club es total. Acompañada de su padre llegó a jugar con 6 años en la serie del infantil, donde jugaba de igual a igual con los niños de su edad. Hoy desde su posición de defensa central ofrece una marca férrea a quien intente llegar al arco de su equipo.

“Mi familia es futbolera, mis abuelos, mis padres, mi hermano, todos juegan a la pelota. Hoy es agradable estar acá donde siempre hemos querido ganar”.

Francisca estudia la carrera de administración de empresas en INACAP y a pesar de las exigencias académicas nunca ha faltado a un partido. “A mí me gusta el fútbol y para jugar debo aprender cómo administrar los tiempos”, enfatiza.

DENISSE, LA ARQUERA

Denisse Von Kono (33) fichó en el Cariqueo hace tres años. Aunque comenzó como jugadora de campo, pronto y al ver la impericia de quienes jugaban al arco, se atrevió a tomar las guantes y convertirse en arquera. “La verdad es que me daba algo de rabia por quienes jugaban al arco, porque le tenían miedo a la pelota. Yo no. Voy siempre adelante”.

Su arraigo en el club también es firme. “Me siento súper viendo jugando acá. No me cambiaría nunca. La tía nos apoya harto y el tío también (… ) Me identifico mucho con el club. Soy quien siempre anda apurando a las niñas, para que vengan, que lleguen a tiempo, que se anoten… “

“Venir a jugar cada domingo es un sacrificio. Uno sacrifica familia, trabajo, estudios, y uno igual pone sus lucas. Por ejemplo, yo vengo desde Peñuelas, mientras que otras niñas vienen de Coquimbo. Hay que amar al fútbol para estar acá”.

SCARLETH, LA GOLEADORA

Scarleth Flores Diaz (32) cumple turnos como técnico de enfermería en el Hospital San Juan de Dios y tiene responsabilidades como mamá de una niña de 12 años. A pesar de todo, y al igual que la mayoría de las jugadoras del Cacique no falla en su cita dominguera en el pasto sintético del Parque Espejo del Sol. 

“Desde pequeña me ha gustado el deporte en general y me di cuenta que se estaba masificando mucho el tema del fútbol femenino. Una amiga tenía  un equipo y empecé a jugar futbolito y al meterme en el ambiente futbolero, como el ambiente es chico, nos vamos conociendo y formando redes. Jugué por varios equipos  y así llegué al campeonato de Las Compañías”, cuenta al término de un partido.

“Para mí el fútbol es salir de la rutina, es dedicar un tiempo para una, y el deporte siempre es algo bueno”, reflexiona.