Comunales
Eduardo Bronstein, el médico que canta a sus pacientes, contará su experiencia en Feria del Libro de La Serena 
Aunque su proyecto lo inició en el 2018, fue en medio de la pandemia cuando el doctor Eduardo Bronstein concentró las miradas con la innovadora iniciativa de cantarle a las personas enfermas que necesitan aliento. Los elogios no han parado. Lo mismo que las solicitudes de canciones que a esta altura se canalizan a través de Doc Sing y su plataforma de redes sociales. Sin embargo, Bronstein sigue concurriendo a domicilios o lugares donde se lo piden para interpretar los temas solicitados por los enfermos. El profesional médico compartirá su experiencia en la 36º Feria del Libro de La Serena en un conversatorio el viernes 22 de abril a las 19: 00 horas.
En la antesala de su exposición en el evento literario que es financiado por el Fondo del Libro Convocatoria 2021 del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, el doctor Bronstein valoró que exista interés en profundizar en un tema sensible como la salud. “Lo que he pensado exponer en la feria del libro es contextualizar lo que significa las artes, las letras y la música en la salud en el general. No tan solo física, sino que también mental. Porque la salud tiene que ser entendida no sólo desde el punto de vista biológico, sino que también por la importancia en el periodo de la pandemia jugando un rol de protección. En medicina se puede curar, aliviar, pero, también consolar o acompañar. Entonces la música tiene un efecto neurobiológico en condiciones como el estrés y el alzheimer. Lo que puede hacert uno es humanizar el trato médico-paciente, conocer a la persona mejor y que no sea sólo en la dimensión patológica. Es algo complementario a la medicina tradicional, no una cosa o la otra. Entregamos ese consuelo cantándoles a las personas a través de las plataformas las canciones que les hacen sentido y que lo llevan a un lugar tranquilo”.
Esta labor la comenzó antes de la pandemia, ¿con la emergencia sanitaria, su labor cobra mayor fuerza?
“Así como en salud se debieron abrir más salas UCI nosotros debimos cantar mucho más, y se unieron más cantantes atendiendo a personas que tenían Covid, que estaban solas y tristes, lo mismo que los seres queridos que tenían familiares en la UCI, a quienes les cantábamos para darles un ánimo y se generaba una contención. Además, se unía la dimensión de la pérdida, donde igualmente acompañábamos con canciones para el duelo. En pandemia el tema ha sido muy fuerte”.
EL DESAFÍO DE LA EXPANSIÓN
¿Este interés por cantarle a los pacientes, igualmente se ha extendido a regiones como Coquimbo?
“Nos falta motivar a gente de Coquimbo, pero sí hay personas del norte y del sur y en el Valle de Elqui está Juan Pablo que es artesano. Lo que me gustaría es que la gente se una con algo propio, no sólo a Doc Sing, donde existen de todas las profesiones, administrativos, profesores, periodistas, sicólogas y no sólo médicos. De hecho, hay personas que han creado sus propios grupos lo que ha sido bastante emocionante”.
En su momento usted admitió que le había sorprendido la crítica positiva de su gremio, ¿a que se refería puntualmente?
“En su momento se me preguntó si había tenido resistencia del gremio y dije que sorprendentemente no, como que había sido bien acogido, lo que si le explicité es que siempre se busca explicar más científicamente, pero cuando se entrega una sonrisa o se da un abrazo a un amigo, eso no tiene para que demostrarse, es un complemento. Es natural que si uno entrega la canción a una persona que le gusta, le alegrará. Pero, insisto, el gremio ha reaccionado bien hasta ahora. A veces en los hospitales colocan un poco de resistencia en términos de lo que significa el contexto hospitalario, que es muy frío o se resguardan ciertas cosas que son como arcaicas. Es muy jerarquizado o se piensa que se puede intervenir en algunos procedimientos más convencionales, pero en general la gente lo toma bien”.
¿Cómo funciona en la práctica el proyecto Doc Sing?
“Lo fuerte es a través de redes sociales donde las personas me escriben y me dicen lo que les pasa. Po ejemplo, me comentan, ‘mi papá tiene un linfoma y está luchando con sus quimioterapias y me gustaría que le cante tal canción para que se anime’. Me llega el pedido y lo socializo en un grupo de Whatsapp donde están los cantantes y digo, ‘a quién le nace cantar y siente que lo puede hacer como auténtico’. Entonces, ellos graban la canción dedicada especialmente a esa persona. Lo otro es que igual voy a cantar a las casas si hay un enfermo, a instituciones como hospitales, casas de acogida, de salud mental, siquiátricas, de todo”.
DE LA MÚSICA AL PAPEL
Al venir a una feria del libro, ¿no ha pensado en traspasar esta experiencia y plasmarla en una publicación de autoayuda?
“Podría ser un objetivo de vida y existencial. Me encantaría que fuera como una chispa y que lo pudieran conocer más personas. Lo he pensado igualmente con las letras o la gente que pinta, que también podría ofrendar parte de su arte como solidaridad. Estamos viviendo momentos tan duros donde parece que la oscuridad nos obnubila, pero aparecen estos rayos luminosos a los que uno tiene que aferrarse. Lo que tiene el libro y las letras es que generan una historia. Las palabras se van si no están escritas, por lo que un texto me parece muy bonito y puede ser un proyecto para motivar a más personas y que cada uno pueda leerlo desde su perspectiva, arte o talento”.
¿Con su iniciativa igualmente permitió que se percibiera al gremio médico más cercano y con mayor sensibilidad hacia los pacientes?
“Es un granito de arena y si me preguntaran hacia donde va el trabajo que intento realizar es que la música humaniza y acerca. Incluso, si se demostrara con estudios científicos que no cura una enfermedad particular o alivia, de todas maneras, el acercarse a la persona te hace sentir que no es una cosa o un enfermo, sino que alguien que mira o con quien se puede compartir. Qué más humano que el sonido o el comunicarse. Pero nos falta mucho. Los médicos tenemos impregnado esta cosa jerárquica y distante”.
¿Cuánto ayuda que la ministra del Interior Izkia Siches y el delegado presidencial Rubén Quezada sean médicos?
“Lo encuentro espectacular. La invité a cantar antes de que fuera ministra del Interior y en ese momento no pudo, pero dejó la puerta abierta. Pero, además, ayuda a humanizar. Estamos viviendo cambios políticos en los cuales mostrarse más humano, que uno se puede equivocar o decir una broma, puede llegar mejor a la gente. Pero no sacamos nada con que se expanda esta medicina arcaica, que está anquilosada, fría, y que se ve al paciente como una cosa y no en su integridad”.
¿En su caso tenía interés de venir a la Feria del Libro de La Serena?
“Una de mis pasiones es leer poesía y me contactaron y me siento muy motivado y contento de que hayan confiado en mí. Me gusta mucho el lema de la feria “Leer es sanar”. Eso da en el clavo de lo que hemos aprendido estos años y no se puede perder”.
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